top of page

Cuando éramos niños; hoy reporteros en acción

  • Foto del escritor: Araceli Garza
    Araceli Garza
  • 30 abr
  • 3 Min. de lectura



Todos cuando niños no sabemos de límites, imaginamos ser grandes y a veces a eso jugamos, reímos y tropezamos pero nos levantamos y continuamos; esos juegos que a veces se convierten en travesuras que al recordarlas causan una explosión de risa y conciencia hablan de lo atrevidos que éramos y  que en algunos van forjando ese sueño que ahora sí, siendo grandes,  se vuelve realidad. 

Estas son algunas aventuritas y travesuras que compañeros y amigos comparten con nosotros en este Día del Niño:  Alma, Nely, Linda,  Kevin y Yo Araceli siempre con la chispa de su niño interior. ¡¡ Feliz Día del Niño!!

 

 




Alma Mireya de la Rosa Flores/Gamavisión

 

Cuando era niña, era tan inquieta, pero en lugar de jugar como todos los niños de mi colonia en la calle, para mí era más divertido compartir mi tiempo con mi hermano Juanito, tenía una grabadora en la que ponía un casete y comenzaba a recitar algo que aún recuerdo mucho y decía “mariquita María del Carmen, préstame tu peineta para peinarme”, claro era más extensa, lo más bonito era ver a mi hermano emocionado con mi forma de jugar. Mi hermano mayor un año que yo, él padecía parálisis cerebral, pero era mi compañero de juegos.


 




Nely Juárez/NMás

De niña, como de 5 años de edad, me escondí entre ropa colgada en un mercado en CDMX .. y desde allí veía y me reía de cómo se armó un operativo hasta encontrarme; por fortuna “mi broma infantil” no se salió de control.

 

 

 






 




Kevin Recio/Multimedios Mty

Recuerdo que de niño me mandaban con mi vecina “Doña Ciri o Siri” para hacerle mandado a cambio de algunos 5 pesos o unas palomitas caseras con azúcar, en lugar de sal.

 

La travesura consistió en que yo, con cinco años o menos, fingía que sabía leer el periódico El Norte que llegaba diariamente a su casa.

 

Le inventaba historias de secciones como gente, o nacional, lo recuerdo porque seguido veia a FOX en las páginas.

 

Al poco tiempo, me descubrió mi mamá, y le dijo que yo no sabía leer… se acabaron los cinco pesos, pero las palomitas azucaradas seguirían…

 

Quizá desde entonces, sabía mi camino era el periodismo.






Linda Avila/Sentidos con Valores

 

Cuando era niña:

 fui la primer hija de 3  una niña muy tranquila muy querida por mis papás y abuelos maternos, con una mamá muy estricta, que si cometía una imprudencia en platicas de adultos,  me ganaba un pellizco por debajo de la mesa jijiji, y sino con solo la mirada fija de mi madre ya sabía lo que pasaba, pero tuve una gran enseñanza, en ese tiempo las costumbres eran diferentes, mucho respeto!

"un día llegan unos tíos a casa de mis abuelos y que me dice mi abuelo saludé Mija besele la mano a su tío y que solo lo saludé de mano haciendo mi gesto, no quise darle beso en la mano, esas eran las costumbres de los adultos en ese tiempo, y fueron muchas anécdotas de niña con juegos sanos interactuando jugando a la cuerda, a la bebeleche,  y así.

 






Araceli Garza/15Segundos


De la escuela donde estaba en primaria tengo tantos bonitos pero contaré dos; en cuarto y quinto me tocó la misma maestra, Laura se llamaba, era alumna de muy buenas calificaciones que me llevó a ganar la empatía de ella y me elegía para ser su suplente cuando se iba a la dirección para tratar asuntos escolares, en Quinto grado en una ocasión estaba a punto de entregar las calificaciones finales y dejó el reporte final en el escritorio y Yo muy propia sentada en el escritorio que se me acercan tres compañeros para que les dijera si habían pasado a Sexto grado y les quité la preocupación.


Estando en Sexto , como en todos los años anteriores, teníamos que ir impecables con el uniforme y siempre el cabello recogido y mi mamá me hacía una coleta o dos; mi salón tenía ventanales grandes y el marco era delgado; estábamos haciendo fila para entrar al salón esperando la indicación de la maestra Victoria cuando mi compañero de atrás comenzó a molestarme por mis coletas y con su mano las golpeaba para moverlas como si fueran campanas , eso me molestó y la advertí que no lo hiciera, no me hizo caso y reaccioné con mi mano que rebotó su cabeza en el ventanal, ¡ups! se quebró; 250 pesos de ese entonces pagó mi mamá para reponer el vidrio.



Comments


Noticias recientes

Contacto

  • Facebook
  • X
  • Youtube

¡Gracias por visitarnos! Si tienes alguna pregunta o comentario, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de ayudarte en lo que necesites.

¡Gracias por tu mensaje!

15 Segundos
bottom of page