Redacción
Diez problemas en busca de un gobernador
(Primera parte)
José Luis Elizondo T.
Aunque aún faltan seis meses para saber quién gobernará Nuevo León, desde hace tiempo han estado deambulando por todos los rincones del estado, diez problemas que andan en busca de un gobernador que los atienda, pero sobre todo que los entienda, a partir del siguiente sexenio.
No son los únicos problemas, desde luego, pero sin duda son los que marcarán el éxito o el fracaso de la siguiente administración pública estatal.
Estos problemas nos recuerdan que los votantes tenemos la obligación cívica de razonar el voto, para elegir a quien tenga las cualidades y reúna al mejor equipo para enfrentar el enorme reto que significa gobernar un estado como Nuevo León que, en sus mejores tiempos, su crecimiento económico era comparable a otros países o con algunos estados de la unión americana; y sus estándares educativos lideraban en el país.
Emitir un voto de castigo, en lugar de pensar fríamente el destino de nuestro voto, no sólo perjudica a los mejores candidatas y candidatos con sus mejores propuestas, sino que finalmente los castigados somos los propios ciudadanos, que tenemos que padecer y sufrir las ocurrencias, los desatinos y los desplantes de una persona que posiblemente fue un candidato o candidata simpático, populachero, pero que resultó un pésimo gobernante, que terminará acrecentando la complejidad de los problemas que dejará al siguiente gobierno.
Ejemplos hay muchos, en Nuevo León, en el país y en otras naciones; no es necesario mencionarlos, porque los lectores los conocen bien.
Enunciaré los problemas, no por orden de importancia, porque todos son importantes e invariablemente, todos necesitan que se les entienda y atienda urgentemente.
Crisis financiera.
El próximo gobernador recibirá un estado con las finanzas públicas seriamente comprometidas, en primer lugar, con una caída mayúscula en los ingresos fiscales, no solo por la disminución de la captación fiscal, porque la pandemia desapareció numerosas empresas que aportaban impuestos al Estado, sino porque ya es bastante clara la decisión del gobierno federal de regatear a los estados sus participaciones federales para invertirlos en sus proyectos prioritarios, como es el caso de la refinería en Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Santa Lucía, además de las cantidades crecientes que se destinan a los programas asistenciales; los cuáles no están bien diseñados, porque son de carácter universal, en lugar de destinarse a los grupos de población que verdaderamente viven en condiciones de precariedad.
Hay que sumar a este negro panorama el monto de la deuda pública del estado que, con motivo de la emergencia para atender la pandemia y la compra de vagones para el Metro se contrató en el 2020.
A diciembre de 2019 el monto de la deuda estatal se ha incrementado considerablemente, ya que supera por más de 20 mil millones de pesos a la deuda que dejó la administración anterior del gobernador, lo que representa un incremento promedio de poco más de 3 mil millones de pesos por año, sin contar la deuda a proveedores que debe ser muy elevada.
Los datos anteriores se refieren únicamente a la deuda del gobierno central, no considerando la deuda contratada por paraestatales.
El próximo gobernador deberá tener un plan emergente para sanear las finanzas públicas, eliminando todo gasto superfluo, reduciendo el gasto corriente, sin que se paralice el trabajo del gobierno y fomentando la creación de nuevas empresas, además de buscar, de manera conjunta con la iniciativa privada, la manera de combatir el coronavirus con la menor afectación a la economía local.
Crisis sanitaria
Al día de hoy, en el que escribo esta colaboración, y de acuerdo a las cifras oficiales, en Nuevo León se contabilizaban casi 7 mil fallecidos y más de 132 mil personas contagiadas del virus Sars-Cov-2. Los que conocen de estas pandemias, mencionan que esta cifra se debe multiplicar por 3, porque existe un subregistro de los casos de fallecidos como de contagiados. Aun así, sin considerar ese subregistro, las cifras son tan dolorosas como alarmantes. Las notas periodísticas abundan en temas como la ocupación hospitalaria que está al límite, las peripecias que deben hacer los pacientes para encontrar una cama de hospital, la crisis de ataúdes que hay en la entidad y las filas que se forman fuera de los crematorios.
Además, son desgarradoras las noticias de pequeños que fallecen de cáncer por no tener acceso a sus quimioterapias.
El próximo gobernador deberá garantizar la atención médica de calidad de todos los nuevoleoneses, no sólo los que están contagiados de Covid-19. Para eso se necesitan grandes inversiones en infraestructura hospitalaria, la contratación de personal médico y la adquisición de equipo y medicamentos suficientes, no solo para atender la pandemia, sino para brindarles una oportunidad de vida a
los pacientes con cáncer y de otras enfermedades que afectan a la población.
En próximas colaboraciones, seguiremos dando cuenta de los otros seis problemas que deambulan en la entidad en busca de un gobernador que los entienda y atienda con efectividad.
Hasta la próxima.
Comments