Diez problemas en busca de un gobernador
(Segunda parte)
José Luis Elizondo
En la entrega anterior dimos cuenta de que en el territorio estatal deambulan diez problemas serios, por no decir graves, que buscan a un gobernador que los entienda y atienda para el siguiente sexenio. Al día de hoy hay una candidata y tres candidatos registrados. Quien resulte triunfador, se las tendrá que ver, “cara a cara”, con estos problemas; pero esta candidata y candidatos, también tendrán que hacer frente a los cuestionamientos que se les hagan en cada uno de esos escabrosos temas de la agenda pública cuando salgan a pedir el voto ciudadano.
Ya dimos cuenta de los primeros dos, la crisis financiera y la crisis de salud que padece el estado.
Hoy daremos cuenta de otros cuatro dilemas que preocupan a las y los nuevoleoneses.
Inseguridad creciente
Aunque entre los funcionaros estatales se minimiza el problema, y se declara que los delitos van a la baja, según “juan pueblo” eso no es verdad. Quizá, esa percepción tienen algunos políticos que suelen viajar en vehículos blindados y con escoltas suficientes para atemorizar a cualquier persona que intente, ya no asaltarlos, sino por lo menos acercarse a plantearles algunas de sus necesidades básicas.
Con la pandemia y en encierro se han incrementado el robo a personas, el robo a negocios y el robo de vehículos, cada vez con más frecuencia de manera violenta.
Además, como producto del encierro prolongado, se han incrementado las denuncias por violencia familiar, las violaciones, el maltrato de menores y el abuso en el consumo de substancias tóxicas; esto último detona más violencia familiar y más intentos de robo a mano armada, como los que se han registrado últimamente en algunos fraccionamientos de la zona metropolitana.
Ni que decir de los feminicidios y el aumento de la violencia contra las mujeres que, de acuerdo a notas periodísticas, se han disparado en este año.
El candidato que tenga más experiencia para tratar los temas de inseguridad, tendrá una ventaja clara sobre los demás, porque de nada sirve invertir en salud, educación o en nuevas empresas, si la inseguridad ahuyenta a inversionistas, cierra escuelas y los buenos médicos emigran a otras ciudades o al extranjero, donde puedan ejercer su profesión con dignidad y seguridad.
Garantizar la seguridad de los nuevoleoneses, es garantizar el presente de Nuevo León, sin no podemos asegurarlo, no se puede construir, ni siquiera planear proyectos para el futuro.
Crisis económica
Ya mencionamos la crisis en las finanzas públicas, ahora revisaremos la crisis económica. En todos los países, la economía ha decrecido, aunque no tanto como se está desplomando en nuestro país, pues los escenarios más benignos señalan que cerraremos el 2020 con una caída en el PIB de alrededor del 10 por ciento, mientras que los más catastróficos ubican la caída del PIB entre un 15 y un 18 por ciento.
En Nuevo León, que es uno de los principales motores de la economía nacional, el PIB estatal sufrirá una caída, según los expertos, de entre 6.7 a 9.82 por ciento.
No recuerdo en la historia económica reciente del país ni del estado, una caída tan profunda como la actual. Pocos países del mundo desarrollado han registrado tan severas caídas, porque en otros lugares, se apoyó a las empresas, especialmente las pequeñas y medianas -que son las que generan más empleo formal- con recursos gubernamentales que ayudaron a mantener la planta productiva. Aquí, el gobierno federal no quiso brindar apoyos por no solicitar ningún crédito, y de esa manera no incrementaría la deuda pública, lo poco que ha ofrecido no resuelve las necesidades urgentes de estos micro y medianos empresarios, porque no les alcanza para mantener a sus trabajadores, mucho menos para pagar proveedores.
Por si fuera poco, desde “las mañaneras” en el Palacio Nacional, se ha descalificado al sector empresarial, se les ha estigmatizado como una clase explotadora, abusiva, conservadora, neoliberal, fifí, etc., olvidando que son precisamente los empresarios quienes pagan impuestos, crean empleos y producen los productos que se exportan.
Revertir esa terrible caída llevará muchos años, muchos esfuerzos y muchísimos recursos económicos, los cuáles, por cierto, no vendrán del gobierno federal porque han decidido dejar solos a los emprendedores del país.
Desempleo
Muy vinculado al tema de la crisis económica está el desempleo. El encierro motivado por la pandemia, pero sobre todo el cierre de actividades no esenciales, y últimamente, el cierre total de toda
actividad económica, dispararon las tasas de desempleo en el país y en Nuevo León.
En diciembre del 2020, el IMSS registró en su base de datos 19,773,732 trabajadores en todo el país, lo que significa, comparado con las cifras de diciembre de 2019, que durante el 2020 fueron dados de baja 647,710. Esto significa que casi 700 mil familias que pasaron a la informalidad, si es que sus integrantes no fueron a parar a las bandas criminales
La tasa de desempleo se ubicó, a nivel nacional, en un 4.7 por ciento, al pasado mes de noviembre, de acuerdo al INEGI, cuando el 2019, terminó con una tasa del 3.5 por ciento.
Mientras tanto en Nuevo León los registros de trabajadores en el sector formal en diciembre pasado fueron 1,632,927, cifra inferior en 22,568 trabadores registrados un año antes, y la tasa de desempleo estatal pasó del 3.1 por ciento al 5.5 por ciento.
A estas cifras hay que sumar los empleos que dejaron de crearse para atender la demanda de nuevos profesionistas o jóvenes que deberían haberse integrado al mercado laboral. En el país se estima que atender esta demanda requiere la creación en promedio, de un millón de nuevos empleos por año.
Volver a los niveles de empleo de 2018 o 2019, le costará al estado y al país casi una década de inversiones constantes sin que se presenten nuevas crisis económicas o sanitarias; pero al menos, durante el 2021, no se percibe ninguna mejora en este tema.
Movilidad sustentable
Tener una movilidad sustentable impacta directamente en la economía de las familias, al reducir sus tiempos de traslado, en el sector productivo, al contar con un sistema de transporte eficiente, rápido y económico para sus trabajadores y lo más importante, ayudaría mucho a mejorar la calidad del aire que respiramos.
Pero la realidad nos dice todo lo contrario. Ya está por terminar el sexenio y no se ha logrado poner en marcha la línea tres del metro, considerando que en el 2015 estaba terminada en su totalidad el viaducto, sólo faltaban algunas estaciones, la parte electromecánica y los vagones.
Mientras tanto las líneas uno y dos, tienen fallas recurrentes por la falta de mantenimiento, además de registrarse la compra millonaria de sujetadores de las vías que no reúnen la calidad adecuada para brindar un servicio seguro.
La Ecovía, un proyecto sustentable que recibió el gobierno en pleno funcionamiento, fue desmantelada, al grado que las unidades se empezaron a caer en pedazos. Nueve unidades fueron enviados a un taller que es propiedad del titular de la Agencia Estatal de Transporte para que fueran, misteriosa y sospechosamente, consumidos en las llamas de un incendio que no ha sido debidamente aclarado su origen.
Ante la falta de un buen negociador en el gobierno estatal que pudiese mediar entre transportistas, grupos de la sociedad civil, legisladores y la opinión pública, los empresarios del transporte urbano terminaron por reducir las unidades al servicio de la ciudadanía, para poder reducir las pérdidas. Los afectados han sido como siempre, los usuarios de este servicio público.
De ciclovías o de nueva infraestructura vial, mejor n hablamos.
En la siguiente colaboración, abordaremos los últimos cuatro problemas que desesperadamente buscan un buen gobernador.
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