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Foto del escritorAraceli Garza

Educación, la otra tragedia.



José Luis Elizondo T.


El pasado 23 de marzo, el INEGI dio a conocer el resultado de una encuesta nacional para medir el impacto de la pandemia por Covid-19 en el sistema educativo nacional.


Los resultados que presenta son desoladores, no sólo por la gran cantidad de estudiantes que abandonaron sus estudios, sino también porque el programa “Aprende en Casa” y las clases en línea no han logrado que los estudiantes alcancen los aprendizajes básicos.


La encuesta arroja que 5.2 millones de alumnos de entre 3 y 29 años, no se inscribieron en sus escuelas en el año escolar 2020-2021. De esta cantidad, al menos 3 millones son alumnos de educación básica, es decir, preescolar, primeria y secundaria.


Es decir, casi el 10 por ciento de la población total en este rango de edad decidió no volver a la escuela; para quienes consideren que el dato no es preocupante, hay dimensionarlo correctamente, ya que de acuerdo al Censo de Población y Vivienda el año pasado, la población total de 26 estados del país es menor a esos 5.2 millones de alumnos desertores.


Del total de alumnos no inscritos, 2.3 millones dijeron que abandonaron sus estudios por motivos directamente relacionadas con la pandemia y el restante 2.9 millones, por problemas económicos.


Además la encuesta detectó que, de los estudiantes desertores, el 29 por ciento nunca hizo las tareas y perdieron contacto con sus maestros, 22 por ciento arguyó que dejaron la escuela porque alguien de la familia quedó sin trabajo, 18 por ciento no tenía computadora o acceso a internet, 14 por ciento no tuvo apoyo de padre, madre o tutor para estar al pendiente de las clases y 15 por ciento definitivamente consideró que las clases a distancia son una pérdida de tiempo.


Sin duda que el retroceso en la matrícula, es grave, como lo es también el retroceso en los aprendizajes adquiridos y el incremento en las desigualdades educativas, porque las familias sin computadora, sin recursos, con integrantes en el desempleo, o peor aún con alguno de los padres fallecidos, agravarán el rezago escolar en el país.


Los efectos de la pandemia en el sistema educativo, constituye una tragedia nacional, que requiere de la atención de la titular de la Secretaría de Educación Pública, quien además no parece entender mucho de las necesidades educativas y está más preocupada por dar de baja a empleados, como lo demuestra en una circular que envió a todas las dependencias a su cargo, a fin de liberar recursos para que el Presidente pueda seguir con la entrega de dádivas.



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