Románticos
Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal
“Cada nueva generación se ríe de las modas anteriores, pero sigue religiosamente la actual” Henry David Thoreau
Imagino que la generación de mis padres vivió el mismo drama que hoy padezco cuando en el apogeo de los tríos, el bolero y la música mexicana hizo su irrupción el rock and roll; era imposible concebir la nueva tendencia básicamente rítmica y estridente, llena letras demasiado bobas por encima del arte que tenía la música de antaño. Pero la nueva ola llegó para quedarse y continuar la evolución musical en el paso del tiempo. Sin embargo no logro superar la transformación de las modas, las tendencias y las modas. No comprendo en qué momento dejaron el romanticismo de una serenata a mitad de la noche y lo cambiaron por las cervecerías y los antros. ¿Cuándo y cómo se dio la transformación en el gusto de las masas que hoy aplauden y siguen a cantantes como “Peso Pluma” y sus canciones? Antes éramos plenos de poesía y sentimiento. Y es que era cautivador llegar por la madrugada con un mariachi entonando aquel alegre son de “Todita la noche anduve / rondando tu jacalito / pa’ ver si te podía ver / por algún agüjerito” y no la sarta de tarugadas que repiten hoy intentando hacer que las palabras rimen, aunque sin respetar en lo más mínimo la métrica. Reconozco y aprecio la música de una banda sinaloense como El Recodo, pero no la deformación que se ha dado con el tiempo en el que no importa si tocan mal o bien, con que hagan mucho ruido es suficiente. Y pensando en ello es que uno cae en la conclusión que toda esta transformación no dista mucho de la que se ha dado con nuestros políticos, que de ser hombres y mujeres serios, sensibles, preparados y con vocación, se han convertido en meros actores, modelos, productos de la mercadotecnia pero sin fondo, sin esencia, con frases pegajosas pero sin sentido. Tal vez éramos ingenuos y hasta “lelos” cuando cantábamos “Quítate ya de aquí perro lanudo / déjame estar solo con mi novia”, pero había ritmo y un poco de más sentido en la comunicación, como existía con los políticos de entonces y no la burda imitación que hoy tenemos que sufrir.
Gurús
3-mayo-2023
Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal
“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia” Arthur C. Clarke
Se reproducen como “gremlins”, aparecen por doquier y todos te aseguran que han ganado campañas por todo el mundo, que son “el último grito de la cumbancha” y que han descubierto la fórmula perfecta para ganar cualquier elección. La verdad es que han tomado un curso online de “¿Cómo dominar Tik-Tok y las redes sociales?” y con esa sólida base se han convertido en todos unos estrategas políticos. Cobran caro, porque esa parte sí que saben cómo hacerla, pero todo su accionar se basa en llevar la coyuntura en base a ocurrencias. Contratan un diseñador, se hacen de un fotógrafo (que también cobre caro por favor), ponen a un camarógrafo de planta y se instalan un cuadro de niños y niñas que se dediquen a golpear contrincantes y defenderse de ataques en las redes sociales. Y se sacan de la chistera el mejor de sus trucos: repetir el tik-tok de moda, poner al candidato a hacer tonterías y juegan al acierto-error en la búsqueda de los “likes” y “los shares”. A pesar de sus novedades y todos esas estadísticas de las que presumen, les tengo una mala noticia: las elecciones no han cambiado como tampoco ha variado el disparador que determina por quién votar y es ahí donde irremediablemente fallan. Sí, son importantes las redes sociales y hay que dimensionar en su justo espacio a lo constituye una herramienta, que no la base de una campaña. El secreto está en el mensaje y su diseño, en llegar a las fibras sensibles del votante y provocar que sienta una necesidad de apoyar esas ideas, propuestas y acciones; la emoción sigue siendo la base de todo, por encima del raciocinio, se llega a los electores por el corazón, el estómago o el hígado. Por eso me dan penita ajena los nuevos gurús de la comunicación que se creen que de verdad fueron los artífices de un triunfo cuando en realidad su candidato llegó al cargo por una circunstancia, una coyuntura, porque a la hora buena fue “el menos pior”. Pero aquí seguirán, engañando a candidatos bobos que les creen sus cuentos y a los que además de bajarles millones les hacen perder esa oportunidad única que es la de contender por un puesto, oportunidad que pocas veces se repite.
Por mucho que digan, esto no cambia, la base es el mensaje y cómo desplegarlo, lo demás son herramientas.
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