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Foto del escritorJosé Luis Elizondo T.

Las Reformas a la Constitución






José Luis Elizondo T.


El pasado 5 de febrero nuestra Constitución cumplió 107 años de haber sido promulgada en el Teatro Iturbide de la ciudad de Querétaro, por el entonces presidente Venustiano Carranza.

 

Después de más de un siglo y 22 presidentes de México a cuestas, el actual mandatario envió a la Cámara de Diputados 20 iniciativas de reforma a la Carta Magna, en un intento de construir el segundo piso de la cuarta transformación y proporcionar un programa de gobierno a la candidata Claudia Sheinbaun para impulsar una campaña que hasta ahora no ha logrado despegar.

 

Hasta antes de estas iniciativas, que difícilmente transitarán en lo que resta del sexenio, nuestra Carta Magna ha sido reformada un total de 771 vecesdesde su texto original de 1917. De los 136 artículos y 19 transitorios que la componen, sólo 19 conservan el texto original, por ello, argumenta el Presidente que el espíritu del constituyente de 1917 se ha perdido, aunque las reformas que propone, no van necesariamente en el sentido de recuperar el texto original.

 

Es evidente que el México de 1917 es considerablemente opuesto al actual, y las leyes, incluida la Constitución, tienen que ajustarse a las condiciones económicas, políticas, demográficas y sociales contemporáneas

 

Sin embargo, las constituciones debieran ser documentos más compactos que delineen, de manera general, la organización de un país o un estado, tanto en su parte dogmática como en la orgánica.

 

Por ejemplo, la Constitución de los Estados Unidos, que supuestamente sirvió de base para la diputación constituyente de 1824, y posteriormente a constituciones de 1857 y de 1917, entró en vigor en 1789. El próximo mes de marzo cumplirá 235 años de vigencia y durante ese tiempo sólo ha sido modificada con 27 enmiendas.

 

Sin contar las iniciativas de reforma presentadas el pasado 5 de febrero,durante el gobierno del Presidente López Obrador nuestra Constitución ha sido reformada en 62 ocasiones, pero no llegará al récord de reformas que se llevaron a cabo durante el sexenio anterior, el de Enrique Peña Nieto, con 156 modificaciones. Los presidentes menos reformistas desde 1917 a la fecha han sido Emilio Portes Gil y Adolfo Ruiz Cortines, con dos reformas por período, aunque Portes Gil sólo fue presidente por poco menos de dos años.

 

En su mensaje con motivo del reciente aniversario de la Constitución Política de México, el Presidente mencionó que durante el período noeliberal, se impusieron reformas contrarias al ideal de Morelos, quien en sus “Sentimientos de la Nación” señaló en uno de sus puntos “que se modere la indigencia y la opulencia” es decir, que no haya tanta desigualdad, como se sabe, ésta ha sido la bandera de la cuarta transformación. Añadió el Presidente en su mensaje que los “neoliberales y neoporfiristas restablecieron fueros y privilegios en favor de una élite de poder económico y político”.

 

Entre las propuestas del presidente López Obrador, destaca la de elegir, mediante voto popular, a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Resulta imaginar que una figura tan popular en nuestros días, como al que se le conoce como Peso Pluma, pueda vestirse con una toga y sentarse a impartir justicia en alguna de las Salas del máximo tribunal del país.

 

Algunas propuestas como el garantizar atención médica integral y de manera gratuita, ya están incluidas en el artículo cuarto de la Constitución actual. De estas 20 propuesta de reforma tratará mi siguiente colaboración.




Nuevamente el caso Colosio


José Luis Elizondo T.

23 enero

 

Debe resultar sumamente difícil para Luis Donaldo Colosio Riojas, primogénito del ex candidato presidencial asesinado y actual alcalde de la ciudad de Monterrey, observar cómo las autoridades han manipulado con fines políticos (y continúan haciéndolo) la investigación para identificar a los autores intelectuales y materiales del magnicidio de su padre.

 

A casi 30 años de la tragedia, durante una de sus conferencias matutinas, el Presidente López Obrador anunció la reapertura del caso Colosio porque la Fiscalía General de la República (FGR), que, como señala la Constitución Política, no goza de autonomía, sino que depende del Ejecutivo, decidió señalar a Jorge Antonio Sánchez Ortega como el segundo tirador. En aquel tiempo, Sánchez Ortega trabajaba para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y estaba subordinado al entonces Subdirector Operativo, hoy encarcelado en Estados Unidos, Genaro García Luna.

 

¿Por qué revivir la teoría del complot que ya se había superado? ¿Con qué propósito involucrar a García Luna? ¿Por qué no señalar a Jorge Tello Peón, quien era el titular de ese centro de investigación nacional? ¿O al entonces Secretario de Gobernación, el eminente jurista ya fallecido Jorge Carpizo MacGregor? Solo falta que intenten implicar en el magnicidio al enemigo del sexenio, Felipe Calderón, quien en esas fechas se desempeñaba como Secretario General del PAN.

 

Después de treinta años, cuatro fiscales especiales y varios procuradores que han revisado miles de páginas de un expediente que, según aquellos que lo conocen, no se mide por el número de hojas, sino por metros cuadrados, intentan nuevamente abrir la herida que miles de mexicanos sufrieron, especialmente su viuda, Diana Laura Riojas, quien sabía que pronto dejaría huérfanos a sus dos pequeños hijos, Mariana y Luis Donaldo.

 

Es lamentable que, a treinta años de cometerse un crimen de esa magnitud en un acto de campaña realizado en la fatídica colonia de Lomas Taurinas de la ciudad de Tijuana, aún sigan utilizando el nombre e imagen de Luis Donaldo Colosio Murrieta con burdos fines políticos, ya sea para atacar al PRI o al PAN en época electoral. Al primero, porque Colosio fue su abanderado a la Presidencia; al segundo, por la conexión con Genaro García Luna. Esto solo es posible en una mente retorcida y sin rastro de ética, donde todo se reduce a un control férreo del próximo proceso electoral.

 

Luis Donaldo Colosio Riojas, el hijo que quedó sin padre a los 8 años y perdió a su madre pocos meses después, ha demostrado una gran madurez, coherencia, sentido común y compasión. Ha solicitado al Presidente que utilice su facultad legal para indultar a Mario Aburto, quien está preso y confeso desde entonces. Colosio ha instado a la sociedad a privilegiar el perdón en lugar del rencor y ha pedido que se dé vuelta a esta página de terror en la historia de México, avanzando con una visión de unidad nacional.


Es innegable que el joven Colosio ha sufrido y sigue sufriendo por la ausencia de sus padres, pero ha sabido enfrentar esta situación con gran madurez y empatía, cualidades que no se perciben en Palacio Nacional

 


La Política


José Luis Elizondo T.

20-enero

 

Cada vez que nos acercamos a una elección, especialmente a una elección presidencial, el falso debate de la nueva política contra la vieja política o la buena política se intensifica entre las y los personajes y protagonistas que intervienen en los procesos electorales, ya sean aspirantes a un cargo de elección popular, candidatos o voceros de los distintos partidos políticos.

 

Lo cierto es que política solo hay una, que es la que se concibe como la ciencia y el arte de gobernar, de tomar decisiones colectivas a través de una negociación con la sociedad y con los distintos poderes y actores políticos.

 

Lo que existe y ha existido desde siempre, es una gran diversidad de personas que se dedican a la política, con enfoques y estilos muy divergentes. O sea, no es lo mismo la política que los políticos.

 

Tres de los más notables polítólogos conocidos, como los son Norberto Bobbio, Giovanni Sartori y Michelángelo Bobbero, filósofos y estudiosos de la ciencia política, coinciden en sus opiniones sobre este tema que hoy nos ocupa.

 

Para Bobbio, la política es el “hacer” del hombre que afecta e involucra a todos, y que se basa en la voluntad popular expresada a través de las formas y los procedimientos democráticos. Sartori dice que la política es el conjunto de actividades que tienen que ver con el poder, la autoridad, el gobierno y el Estado. La política se ocupa de los problemas colectivos y de las soluciones que se les dan mediante la deliberación, la decisión y la acción; mientras que para Bobbero, la política es el ámbito de la acción humana que se refiere a la organización y el ordenamiento de la convivencia social.

 

En ese contexto de ideas, debiéramos tener políticos que se obliguen a respetar la división de poderes, así como los pesos y contrapesos en los sistemas de gobierno; no obstante, lo que se da en la arena política es una lucha constante para dominar y controlar a los demás poderes. Usualmente el Ejecutivo, que tiene a su disposición el mayor aparato burocrático y dispone de una mayor cantidad de recursos económicos, intenta por todos los medios a su alcance, ejercer un control hacia el poder legislativo; cuando entre las funciones de los congresos está precisamente la de controlar al ejecutivo.

 

Volviendo a nuestros famosos polítólogos, casualmente italianos los tres, para Bobbio La función legislativa es el corazón de la democracia, donde se gestan las leyes que dan forma a la convivencia civilizada, es el lugar donde se articulan las voces de la sociedad. Sartori dice que la legislatura es la encargada de traducir la voluntad del pueblo en leyes que reflejen sus valores y aspiraciones y es la piedra angular de la democracia moderna; mientras que Bobbero señala que la representación popular en el Congreso es el puente entre el ciudadano común y las decisiones que dan forma al destino colectivo; en otras palabras, es el poder de los ciudadanos a través de sus representantes populares.

 

El afán de controlar los congresos puede conducir a una sociedad a perder la débil democracia que tenemos y despertar el 3 de junio en un sistema autoritario, o mejor dicho más autoritario que el que tenemos, por no decir dictatorial.

 

Queda en nosotros los ciudadanos afianzar ésta débil democracia con una participación masiva en la jornada electoral del 2 de junio, fortaleciendo la separación de poderes que define los a sistemas democráticos del mundo.

 

Como dice un tweet que leí recientemente “Perder una elección en una democracia es normal. Lo malo sería perder la democracia en una elección.”

 

 

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