Los políticos y la soberbia
“La estupidez puede existir sin la soberbia,
pero la soberbia no puede existir sin la estupidez”
León Tolstoi.
Desde mi personal punto de vista, la política y la soberbia se ubican en las antípodas una de la otra; pero no es el caso de los políticos o políticas, ya que algunos, por no decir que una buena cantidad de ellas y ellos, padecen de esa debilidad.
La soberbia es un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás. Es la sobrevaloración del yo en comparación con los demás, llevando a presumir las propias cualidades o ideas y menospreciar las ajenas.
A diferencia del orgullo, que puede ser disimulable y apreciado cuando surge de virtudes o causas nobles, la soberbia manifiesta el deseo de ser preferido por otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad y ego. En términos más populares, también se llama soberbiaa la rabia o enfado exagerado que muestra una persona ante una contrariedad. Por ello, la teología católica considera la soberbia como uno de los siete pecados capitales.
La soberbia en la clase política es un fenómeno que ha estado presente a lo largo de la historia. A menudo, los líderes políticos caenen la trampa de creer que su posición les otorga una superioridad innata sobre los demás.
Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Nuestro presidente López Obrador y muchos más, en todos los niveles, caen en ese vicio, que los confunde y finalmente los hunde.
Los políticos afectados por la soberbia tienden a alejarse de las realidades cotidianas y de las personas a las que representan. Su exceso de confianza los lleva a tomar decisiones sin considerar las consecuencias reales para la población.
En lugar de escuchar y comprender, los soberbios pueden imponer sus propias ideas y agendas sin considerar las voces de quienes los eligieron. Usualmente la soberbia en los políticos los hace creer que están por encima de las leyes y de la misma Constitución Política, lo que deriva en prácticas de corrupción.
La soberbia puede llevar a políticos a adoptar posturas inflexibles y a rechazar el diálogo constructivo. Esto contribuye a la polarización y la falta de cooperación entre diferentes actores políticos, dificultando la búsqueda de soluciones efectivas. Aquí, estimado lector, puede escribir el nombre del político que le venga a su mente.
Finalmente, los políticos soberbios pierden la confianza de la gente y cavan su tumba política, al dejar en claro que sus intereses personales están más allá del bienestar general de la población a la que representan.
Podemos concluir que la soberbia en los políticos es un obstáculo para un liderazgo efectivo y una gobernanza justa, por lo que es fundamental que los líderes políticos reconozcan la importancia de la humildad, la empatía y la responsabilidad hacia sus electores para construir una sociedad más equitativa y funcional. En este proceso electoral en el que estamos inmersos, elijamos a las y los políticos que estén alejados de la soberbia, por el bien de todos.
Las campañas electorales.
José Luis Elizondo T.
Desde el día 1 de marzo hasta el 29 de mayo estaremos inmersos en la campaña electoral para elegir a 20,708 cargos de elección popular en el país, desde la persona titular del Poder Ejecutivo Federal hasta los regidores de los municipios en los estados donde se renuevan los Ayuntamientos.
El propio Instituto Nacional Electoral ha reconocido que será el proceso electoral más grande que ha tenido México en su historia, no sólo por la cantidad de cargos a elegir, sino por los casi cien millones de electores que integramos la lista nominal, quienes el 2 de junio acudiremos a una de las 170 mil casillas que serán instaladas. Serán 90 días de una intensa campaña en la que veremos de todo, desde un bombardeo de spots en radio y televisión, sin olvidar las campañas negras o la guerra sucia, que ya estamos normalizando entre los electores.
Es posible que testimoniemos el uso de inteligencia artificial en esta guerra sucia, a través de las “deepfakes”, que son las imágenes y voces creadas o modificadas con programas de inteligencia artificial, con las que podrían poner en boca de las y los candidatos frases que nunca ha pronunciado o difundir imágenes falsas. Todo este contexto en medio de las campañas electorales podría motivar el abstencionismo entre los electores, que se sentirán hastiados de la política.
Lamentablemente, en el INE han dejado ir al personal capacitado que se forjó en las filas del Instituto desde su creación. Los nuevos mandos de las dependencias del INE no tienen la misma experiencia de sus antecesores, así que, ante escenarios inéditos, tendremos funcionarios sin experiencia para resolver las situaciones extraordinarias que se presentarán en el desarrollo de las campañas.
El problema más grave en este proceso eleccionario, igual que sucedió hace tres años, es el asesinato impune de candidatos, para eliminar la competencia, atemorizar a los partidos y a los electores, con el propósito de dejar que las bandas criminales controlen los gobiernos de los municipios donde están asentadas.
Como ciudadanos, tenemos la oportunidad de cambiar el entorno eligiendo a las y los candidatos mejor preparados para gobernar este país, si optamos por fortalecer los contrapesos necesarios para que sea el poder en que controle al poder.
El 2 de junio próximo los ciudadanos podemos hacer la diferencia si salimos a votar.
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