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Venezuela: Lula y Petro lideran mediación para evitar más violencia

En un intento por desbloquear la crisis política en Venezuela, los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Gustavo Petro, de Colombia, han tomado la iniciativa en la mediación entre el gobierno chavista y la oposición. Ambos mandatarios han propuesto a Nicolás Maduro un plan que incluye la formación de un Gobierno de coalición transitorio y la convocatoria de nuevas elecciones con garantías.

Lula y Petro han marcado un cambio en la estrategia, dejando atrás el enfoque de insistir en la divulgación de actas electorales. Lula sugirió, durante una entrevista, la idea de nuevos comicios y un gobierno de coalición, mientras que Petro presentó un plan más detallado en X, basado en la experiencia del Frente Nacional colombiano, el cual implicaba: el levantamiento de sanciones, amnistía general, garantías para la acción política, un gobierno de cohabitación transitorio y nuevas elecciones libres. Ambos líderes mantuvieron conversaciones para coordinar sus posiciones, buscando una solución pacífica y liderada por los venezolanos a la crisis que surgió tras las controvertidas elecciones presidenciales del 28 de julio.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, inicialmente mostró apoyo a la repetición de elecciones en Venezuela, aunque más tarde la Casa Blanca corrigió esta postura, aclarando que Biden había malinterpretado la pregunta. Washington, a través de John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad, reafirmó su posición de no ofrecer incentivos a Maduro para que deje el poder, y reiteró que Edmundo González es el ganador legítimo de las elecciones.


Lula, por su parte, dejó claro que no reconocerá la victoria de Maduro sin verificación de las actas oficiales. Además, propuso la posibilidad de convocar nuevas elecciones bajo condiciones más transparentes, sugiriendo incluso un gobierno de coalición. Sin embargo, la líder opositora María Corina Machado rechazó rotundamente esta idea, al igual que el chavismo, ya que ambas partes se proclaman vencedoras de las elecciones.


La mediación de Brasil y Colombia surge después de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se distanciara de los esfuerzos de mediación, optando por esperar la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, controlado por el chavismo. Para Petro, la resolución pacífica de la crisis es crucial, dado que Colombia comparte una extensa frontera con Venezuela y ha acogido a millones de refugiados venezolanos en los últimos años.


El enfoque diplomático, impulsado por Brasil, Colombia y México en las semanas anteriores, contaba con el apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos. Sin embargo, con López Obrador retirándose del liderazgo mediador, Lula y Petro buscan nuevas alternativas para romper el estancamiento.


La situación en Venezuela es tensa, con la prioridad de evitar la violencia tras la muerte de 25 manifestantes y la detención de 1.200 personas durante la represión de protestas. Ni la ONU ni el Centro Carter avalaron los resultados oficiales, y Lula ha instado a Maduro a considerar opciones que incluyen un gobierno de coalición y la convocatoria de nuevas elecciones con la participación de todos los candidatos y observadores internacionales.

El antecedente mencionado por Petro es el Frente Nacional en Colombia, una coalición que permitió la alternancia en el poder entre los partidos Liberal y Conservador durante 16 años para sacar al general Gustavo Rojas Pinilla del poder. Petro ve en este modelo una solución transitoria para la crisis venezolana.


Brasil, por su parte, prefiere un enfoque cauteloso. Celso Amorim, principal asesor de Lula en política internacional, enfatizó que no se debe actuar con prisa y recordó que el mandato de Maduro no termina hasta enero de 2025. Según Amorim, Brasil no está dispuesto a reconocer la victoria de la oposición basada únicamente en copias de actas electorales, pues esto podría sentar un precedente peligroso.


Mientras tanto, la crisis venezolana no es una prioridad para Washington, que está enfocado en sus elecciones internas y la crisis en Oriente Próximo, ni para la UE, que tiene la vista puesta en la situación en Ucrania. Sin embargo, tanto Lula como Petro mantienen abierta la puerta a negociaciones diplomáticas, con la esperanza de que se pueda alcanzar una solución pacífica.


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