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No los veo

  • Foto del escritor: FRANCISCO TIJERINA ELGUEZÁBAL
    FRANCISCO TIJERINA ELGUEZÁBAL
  • 2 ene 2024
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 14 ene 2024



Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal


“Que no somos iguales, dice la gente” José Alfredo Jiménez

Por más que intento no veo juntos haciendo campaña en San Pedro a Lorenia Canavati y Marcial Herrera. La primera va por la alcaldía y el segundo buscaría una diputación, ambos por Movimiento Ciudadano, pero insisto, no los puedo ubicar juntos haciendo campaña. Porque sus trayectorias, sus discursos y sus formas no tienen nada en común y tal vez haya quien diga que por lo mismo pueden complementarse, pero la verdad no creo que suceda así o al menos no a menos de que Marcial modifique sustancialmente su oferta y maneras y se adapte al guión de Lorenia. Sus dos candidaturas son relevantes para el partido naranja. Obtener la alcaldía de San Pedro sería un preciado trofeo, pero desde el lado legislativo cada curul que se gane es importante para los emecistas, de forma que Marcial tiene que echarle todos los kilos al asunto. La lógica indicaría que deberían hacer campañas individuales y separados, sí, pero resulta que uno de los problemas más sentidos de la población es la falta de coordinación entre los Poderes del Estado, por lo que un mensaje individualista iría totalmente en contra de lo que los votantes están pidiendo en este 2024. Coordinar estas dos campañas es el reto y después de ello empatar sus discursos con el de Mariana en Monterrey y el resto de los candidatos a fin de ofrecer un bloque fuerte, sólido y con visión de futuro. ¿Podrán hacerlo?


¿Hasta cuándo?


Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal

12-enero


“El problema lo padezco y lo conozco, lo que quiero saber es qué propones”

A Juan Ignacio Barragán, director de Agua y Drenaje de Monterrey, le ha tocado representar uno de los papeles más infelices de la actual administración, porque a quién le preguntes, el tipo es odiado, repudiado, cuestionado; a veces pienso que ni en su casa lo quieren. Pero Juan Ignacio ahí sigue, al pie de la cureña, “inga y ode” todos los días con que el problema del agua es grave, con que tenemos que ahorrar; se acabaron los discursos triunfalistas y las aseveraciones de que todo estaba resuelto para los siguientes 50 años, para Barragán la bronca es resolver el próximo verano y no sabe cómo. Porque los recortes selectivos siguen y los hacen por etapas, en ciertas zonas, cuidando el encaboronamiento social, en un juego de ver hasta dónde y cuándo aguantan los usuarios y luego les abren la llave y se buscan otros, pero lo cierto es que el nivel de las presas sigue bajando dramáticamente y no se ve cómo lo puedan resolver. Por eso extraña el que no se hayan tomado otro tipo de medidas, sobre todo cuando las predicciones del propio gobierno es que viene un titipuchal de empleos con nuevas empresas y que junto con ellas se requerirá de mucha mano de obra que llegará también a la metrópoli y todos ellos necesitarán de viviendas que ocuparán entre otras cosas agua. Convertir las casas que todos tenemos hoy por hoy resulta complicado, pero eso no significa que podamos empezar, desde ya, con un nuevo diseño en todas las que se hagan a partir de ahora en las que se priorice el ahorro de agua. Así, por ejemplo, las nuevas viviendas podrían contar con un contenedor que almacene el agua susceptible de reuso para emplearla en sanitarios y en tareas como el fregar los pisos; una vez lleno el contenedor el sobrante se enviaría al desagüe y de esta manera se podrían ahorrar millones de litros de agua. Me tocó vivir aquella campaña en la tele del gordito que decía: “Amanda, ya ciérrale” y otros tiempos de sequía en Monterrey y nunca, nunca, las campañitas de concientización han funcionado. ¿Qué están esperando para tomar decisiones y comenzar con medidas reales de ahorro?



El Líder

Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal

9-enero


“Comienzo con la premisa de que la función del líder es producir más líderes, no más seguidores” Ralph Nader

Hace no mucho tiempo escribía aquí que en nuestro tiempo, a diferencia de antaño, carecemos de líderes y que esto es un fenómeno mundial. Hoy lo más cercano que podríamos tener a esos espejos, no en valores o conducta, sino en la capacidad de generar seguidores y adeptos, son los artistas, pero los de nuestra era son desechables. ¿Será tal vez que los prohombres (y también mujeres) del pasado dejaron la vara muy alta? El deceso de Carlos Bremer me puso reflexionar para caer en la cuenta de que “Charly”, como le decían sus amigos, era un buen guía y líder; tal vez su estilo personal, su forma de ser, su apoyo a deportistas y artistas afamados, no dejaban ver muchas cosas buenas que hacía, pero las obras ahí están. Bremer fue el clásico ejemplo del regio emprendedor, luchón, entrón, que a todo le encontraba un lado para sacar provecho, en los negocios y también en la filantropía. No seré yo quien haga el recuento de sus buenas acciones, como tampoco el que se suba al tren de criticarlo por sus negocios y relaciones, simplemente diré que además de un hombre bueno, era un genio para los negocios y la mercadotecnia. Sin ánimo ni afán de comparar, Carlos fue un hombre del estilo de los viejos empresarios, aquellos que eran vistos con veneración y respeto, pero mucho más cercano, más simple. La vida me ha dado la oportunidad de coincidir con algunos personajes imborrables de la historia regiomontana y debo decir que el común denominador ha sido ese. Recuerdo hoy a la distancia a don Luis Elizondo. Era otro Monterrey el de finales de los 70’s, pero era común verle llegar al mediodía a El Paso Autel a donde iba a comer, solo, acompañado únicamente de su chofer. Era tanta mi admiración que en muchas ocasiones le saludé y el hombre bueno, atento, educado, correspondía al saludo con una sonrisa al tiempo que inclinaba su cabeza devolviendo el gesto para seguir su camino. A Bremer me lo presentó Gonzalo Zambrano cuando organizaron un festejo taurino en el desaparecido Cortijo San Felipe y trajeron a Pablo Hermoso de Mendoza. Sencillo, simpático, amable, cordial en exceso. Hace un par de años le saludé en el frontis de la plaza de toros en donde estaba sentado esperando a que le asignaran un palco y se me ocurrió (benditas ocurrencias) decirle “Don Carlos”; el hombre me midió y clavó sus ojos en mi para responder: “Carlos, nada más

Carlos” y es que tenía razón, pues entre su nacimiento y el mío apenas hubo 14 días de diferencia. Ese estilo afable de Bremer nos impidió ver el tamaño de sus obras. Reitero, no lo comparo con nadie, pero el hombre hizo muchísimas cosas buenas y dignas de reconocimiento. Se le va a extrañar, pero bien valdría la pena que detengamos un poco la marcha y hurguemos en nuestro entorno para identificar a todas las buenas personas que hay alrededor para apoyarles y sobre todo, para seguir su ejemplo. ¡Hasta siempre Carlos!


Saborear

Percepciones Francisco Tijerina Elguezabal

2-enero


“Todos somos aficionados. La vida es tan corta que no da para más” Charles Chaplin

Con el tiempo y los años dejas de pelear las grandes batallas y el mundo se vuelve mucho más simple, porque disfrutas aún más los pequeños detalles, esos triunfos que se convierten en el ánimo personal en enormes victorias. No es falta de fuerza o vocación, porque también una parte de esa sensación de bienestar proviene del saber que cuentas con el conocimiento, la experiencia, la paciencia y prudencia, la agudeza y el colmillo para ganar algún combate, porque evidentemente es necesario saber elegir tus peleas, pero a tu favor está el costal de vivencias que te ayuda a hacer más con menos, a no desgastarte en vano, a ser preciso, conciso. Con los años aprendes a cambiar cantidad por calidad, te regodeas saboreando, paladeando, disfrutando de instantes más que de jornadas completas. Te nutre el alma una charla, un abrazo, el reencuentro con un amigo, un mensaje en tu teléfono, una canción, un recuerdo, un sabor y le comienzas a dar dimensión a las cosas y a valorar lo realmente importante. De a poco, ese carácter agrio y amargo que tenías hace poco va transformándose en observación y comparación, en recordar que así como hoy los ves, alguna vez fuiste y muchas veces peor, y te ríes hacia dentro, sabedor que dentro de algún tiempo les ocurrirá lo mismo y te comenzarán a comprender. Un buen vino, una película, un café, un libro, una tarde sin hacer absolutamente nada, simplemente rememorar la vida, se convierten en una fiesta interminable. Una buena comida, los hijos, son suficientes para sentirte en paz, bien. Echar la vista atrás, aceptar los errores, perdonar y sobre todo perdonarte por aquellos que cometiste, son un ejercicio increíble para el alma y la plenitud. No, no estoy tan viejo, vivo con intensidad los últimos años de mi vida productiva y lo hago con plena conciencia; aún tengo fuerza para afrontar retos y aceptar desafíos, pero hoy lo hago de una forma distinta, más pausada, más tranquila, más sosegada. He entendido que más que los triunfos, lo verdaderamente importante es el disfrutar de cada instante, el paladear cada segundo, porque para eso nos sirve la experiencia, el haber probado de los buenos y los malos vinos, el haber cruzado tormentas y vivido los éxitos.

Vivo, pleno, contento más no satisfecho aún porque creo que aún tengo algo por dar, algunas peleas que iniciar, algunos trabajos por hacer, algo por enseñar. La perspectiva cambia y cuando estamos a punto de cerrar el 2023 no me centro, como siempre lo hice en los años anteriores, en hacer el balance de los últimos doce meses; hoy, miro la vida al completo y me doy cuenta de que poseo el enorme tesoro de poder saborear miles de momentos en los que simple y sencillamente he sido feliz. ¡Gracias! ¡Feliz año nuevo!

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